¿Alguna vez has pensado en exportar tu talento al exterior? No, no hablamos de embalar tus habilidades en una caja y mandarlas por correo, sino de ofrecer tus servicios de diseño y desarrollo web a clientes internacionales. Esos mismos que valoran tu trabajo como oro y no como si fueras un sobrante del mercado de pulgas. Porque seamos sinceros, a veces en nuestro querido país, los clientes creen que “diseñar una web” es algo que haces mientras ves tu serie favorita… y que deberías cobrarles lo mismo que un combo de hamburguesa.
Y, si no me crees, echemos un vistazo a los números. Según estudios recientes, el mercado global de servicios digitales está creciendo a un ritmo del 15% anual, con una demanda de diseño gráfico y web que sigue en aumento. Empresas en Estados Unidos y Europa están dispuestas a pagar entre un 30% y 50% más que en muchos países de América Latina por trabajos de diseño y desarrollo. ¡Sí, has leído bien! Mientras que en algunos países locales los diseñadores freelance reciben tarifas promedio de $300 por un proyecto, esos mismos trabajos en el exterior pueden llegar a pagarse entre $1000 y $3000. Así que, ¿por qué conformarte con menos cuando podrías ganar mucho más por lo que ya sabes hacer?
Primero lo primero: confianza.
Sí, esa cosa que te repiten desde la primaria, pero que parece esfumarse cuando piensas en ofrecer tus servicios al exterior. ¿Por qué no tirarte a la piscina y buscar clientes que paguen lo que vales? ¡No, no va a explotar tu computadora si te contrata alguien de otro país! Al contrario, te darás cuenta de que tu trabajo vale más allá de las fronteras, donde te pagarán en dólares o euros, y no en “ya te pago la próxima semana”.Además, tendrás la excusa perfecta para sacar tu inglés oxidado a pasear.
Segundo: Actualízate
Eso sí, no puedes salir al mundo con la misma página web que hiciste cuando todavía se usaban los gifs brillantes. Es hora de ponerle pilas a tu marca personal, actualizar ese portafolio que tienes empolvado y, de paso, crear una página web tan pro que hasta tú mismo querrás contratarte. ¡Vamos! Si no te tomas en serio, ¿cómo esperas que lo hagan los demás? La competencia afuera no es poca, pero si juegas bien tus cartas y tienes una web de lujo, estarás a años luz de otros freelancers.
Tercero: Exportando tu potencial...Tu eres lo máximo!
Por último, deja de pensar que trabajar para el exterior es solo para los “iluminados” del diseño. Tú también puedes hacerlo. Solo necesitas creerlo, ponerte las pilas y dar el primer paso. Que, entre tú y yo, no es tan difícil. Al final, exportar tus servicios es un win-win: tú ganas clientes que te valoran y ellos obtienen un profesional comprometido, que entrega calidad.
Así que, ¿qué estás esperando? ¡El mundo te está esperando con la billetera abierta! (Y no precisamente para comprarte hamburguesas).
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